A los dos años, el bebé debe adaptarse (o ya estar adaptado) al menú familiar y comer junto con los demás. A partir de esta edad conviene prestar atención a los hábitos de toda la familia, y cómo esto se verá reflejado en la adaptación del niño. Por ejemplo: cuántas veces al día hay comidas, y qué se suele hacer y comprar. La fase más importante del desarrollo humano corresponde a los primeros 1000 días de vida: 270 durante el embarazo y 730 después del nacimiento. A partir de esto, incluso la nutrición en el embarazo debe recibir una enorme atención y cuidado. Tan solo en el primer año, los bebés triplican su tamaño. La alimentación, al comienzo, ya fuera de la panza, se basa exclusivamente en la leche y, va cambiando gradualmente. Existen algunas restricciones hasta los dos años, entre ellas que aún no se debe consumir azúcar, según recomendaciones de la OMS. Cuando llegan a esa edad, significa que pueden tener más libertad e inclusión alimentaria. El hito indica que, al experimentar varios cambios, el bebé se involucra más directamente en la dinámica familiar, incluso comunicándose mejor. En base a esto, recién ahora el niño comienza a tener más contacto con los productos industrializados. Si la introducción de estos productos se hace de forma exagerada y desordenada, la rutina alimentaria puede ser insuficiente y crear un círculo vicioso. Los pequeños que no están acostumbrados a una alimentación saludable suelen reproducir este comportamiento durante la infancia y la adolescencia. Por lo tanto, se vuelve más difícil cambiar esa actitud hacia adelante. Por ello, es fundamental iniciar esta etapa con una alimentación nutritiva y saludable. No quiere decir que tu hijo no pueda disfrutar de unos dulces o una torta en la fiesta de sus amigos, al contrario. Una rutina organizada en estos aspectos siempre debe tener excepciones y la oportunidad de degustar los más deliciosos manjares de la familia. Lo importante es prestar atención a lo que se consume con mayor frecuencia, la variedad de alimentos, el origen, y qué ingredientes se incluyeron.
Comiendo en familia
A la edad de dos años, la mayoría de los niños ya han dejado de amamantar y comienzan a tener una rutina de alimentación diferente. Como se ha explicado, es entonces cuando realmente se hace posible que el pequeño se una al resto de la familia durante las comidas. Por lo tanto, esta fase es extremadamente importante. Además de promover la vida familiar, el niño comienza a entender cómo comportarse en la mesa. Suelen hacerlo de la mejor manera: mirando. Por eso, es fundamental que los ambientes de comida sean tranquilos e incluyan a toda la familia. Además, este es un buen momento para practicar el uso de los cubiertos, especialmente la cuchara, que ya debe haber empezado y, según los avances, también el tenedor. Ya tienen coordinación motora suficiente para usar cuchillo, sin embargo, realmente recién aparece después de unos años; así que presta atención a lo que hay alrededor del pequeño en la mesa. También es importante tener cuidado con los vasos y platos que se rompen con facilidad, es preferible evitar la porcelana y el vidrio. Además, incluso el niño un poco mayor puede atragantarse. Para evitarlos, no dejes que la alimentación se realice en paralelo con otras actividades, como correr o jugar. Nunca apresures al pequeño durante la comida. Es normal que el ritmo a esta edad siga siendo lento. Tampoco incluyas alimentos que impliquen riesgo de asfixia como las nueces, los dulces y las semillas. Pensar bien lo que comerá el niño se refleja en la dieta de toda la familia; después de todo, ahora estos dos mundos han comenzado a unirse. Y cocinar la misma comida para un mayor número de personas es más fácil que tener que preparar platos diferentes. De esta manera, puede ser una oportunidad para que todos reconsideren sus hábitos y formulen otros nuevos, a menudo más saludables.
Consejos para la rutina alimentaria de un niño de 2 años
1- Conoce la comida
Mostrar de dónde viene la comida puede ayudar mucho a tu pequeño en este proceso. Ejemplos: si el plato del día contiene puré de papas, enseñale que fue hecho con la verdura que crece en la tierra. Si el jugo del día es naranja, mostrale que el jugo proviene de la fruta y se produjo en casa, y así sucesivamente. Esta forma interactiva hace que el niño sepa más sobre los alimentos en general y tenga más ganas de comerlos. También es importante enfatizar cuando preparas con amor algo para tu hijo.
2- Ofrecer siempre alimentos nuevos
Quizás una de las recomendaciones más importantes. No dejes que el bebé se calme comiendo siempre lo mismo, porque un día esto puede complicar la ampliación del menú. Es fundamental probar de todo en esta etapa de la vida y también ir variando el contenido de las comidas a lo largo del día, aun para no volverse repetitivo y empalagoso.
3- Prueba nuevos alimentos junto con los que ya le gustan
Una valiosa indicación para los padres que tienen miedo o tienen dificultades para introducir nuevos alimentos a sus hijos. Hacelo siempre junto con un alimento ya conocido. Esto consigue que al pequeño no le resulte tan extraño su plato y, muchas veces, pueda comerse el nuevo sin darse cuenta ni darle tanta importancia. Esta es una excelente manera de integrar con éxito la variedad en el menú.
Reemplazar industrializados
Es importante señalar que, erróneamente, muchas madres no dudan al ofrecerles productos industrializados a sus hijos. Esta práctica se debe principalmente a la practicidad: son alimentos listos para el consumo, solo envasados. Sin embargo, este factor prioriza las prisas diarias, y no el menú de comida del bebé, que es fundamental a esta edad. Afortunadamente, a menudo es posible combinar los dos: practicidad y comida nutritiva. En lugar de ofrecer uno empaquetado, vale la pena intentar hacerlo vos misma.
Conclusión
Llegar a los dos años es un hito. Al volverse más independiente, ahora es común que tu hijo camine por la casa, desarrolle progresivamente el habla y mantenga una gran curiosidad por el mundo. En relación a la alimentación, este grupo de edad también representa una etapa muy importante. Ahora, tu hijo puede estar presente en las comidas familiares, ya que la hora de la siesta tiende a disminuir, a medida que aumenta la capacidad de ingerir componentes sólidos. Sin embargo, al integrarlo en el menú familiar debemos tener en cuenta la cantidad de azúcar, sal y alimentos procesados en general. Por otro lado, puede ser un momento de unión y armonía familiar, sumamente importante para la convivencia y fortalecimiento de los lazos en el hogar. Intenta hacer comidas prácticas y saludables en casa, no solo para los más pequeños, sino para toda la familia. Si tenes alguna dificultad, consulta a un nutricionista infantil, además de mantener un contacto constante con el pediatra. Por último, no olvides priorizar la variedad de alimentos y, lo más importante, disfrutar de la nueva etapa con mucho amor y cariño.
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